jueves, 14 de junio de 2012

El proscrito de Dios


El crimen de traducir la Biblia

Este es un interesante biopic sobre William Tyndale (1490-1536), clérigo inglés que tradujo la Biblia a su idioma, lo cual le costó muy caro.

La historia comienza en Inglaterra en 1519 con una escena muy significativa: un sacerdote pide a una niña que comience a rezar el “Padre Nuestro”, ella lo hace, pero no en latín, como habría de esperarse, sino en inglés, ante lo cual el cura reacciona con espanto y condena a la muerte al padre de la niña y obliga a la madre a regenerar en adelante a sus hijos.

Tres años más tarde encontramos a Tyndale como un predicador muy fogoso, imbuido en las ideas de la reforma protestante. En una plaza pública predica de la siguiente manera:

«¿Qué podemos decir de Inglaterra ahora? ¿Qué podemos decir de nuestros burdos monjes, de nuestro avaros sacerdotes y nuestros pomposos prelados? Su evangelio no es el de Dios, sino un comercio muy productivo».

Pero Tyndale no es religioso místico, sino un gran intelectual, que hace traducciones de obras clásicas griegas al latín. Su proyecto más ambicioso es traducir la Biblia al inglés para que la gente del pueblo pueda leerla, o al menos entenderla, ya que la mayoría era analfabeta.

En 1925, Tyndale lleva a cabo la primera parte de su obra: da a la imprenta su traducción del Nuevo Testamento, pero debe hacerlo en Colonia, Alemania, porque en Inglaterra tal empresa era imposible.


El caso Tyndale pronto llega a oídos del intolerante cardenal Wolsey, quien a su vez lo denuncia ante el rey Enrique VIII; luego, éste pide a Tomás Moro que refute la traducción del reformador inglés, considerado ya para estas fechas como un “hereje protestante”.

Las autoridades eclesiales pronto echan a andar un complot para atrapar a Tyndale, recurren a sus juegos favoritos de espionaje, mentiras y traición. Tyndale cae en la trampa y es arrestado.

El juicio que presenta la película es sumamente interesante, aquí comparto un fragmento, el juez le dice:

«Ha sido arrestado y está aquí acusado de herejía, ya que: primero: usted mantiene que la fe por sí sola justifica. Segundo: usted mantiene que creer en el perdón de los pecados y abrazar la misericordia ofrecida en el evangelio es suficiente para la salvación. Tercero: usted afirma que las tradiciones del hombre no atan el alma. Cuarto: usted afirma que ni la virgen ni los santos oran por nosotros en sus personas. Y quinto: usted afirma que ni la virgen ni los santos deben ser invocados por nosotros».

El magistrado pregunta a Tyndale cómo responde a estas acusaciones, y éste contesta:


«Respondo así con una conciencia clara de Dios y el hombre, que jamás he mantenido, afirmado, sostenido o asegurado nada contrario al simple significado de las Sagradas Escrituras de Dios. Sobre esto, y sólo sobre esto, me apoyo».

Finalmente, el paladín de la traducción inglesa de la Biblia, sella con su martirio su gran causa.

Una escena última y sorprendente sirve como epílogo a esta película: el rey Enrique VIII sostiene una versión de la Biblia basada en la traducción de Tyndale, los obispos dicen no haber encontrado error alguno en ella. El rey exclama: «Entonces, si no contiene herejías, en el nombre de Dios dejémosla circular entre el pueblo». Escena absurda, como absurda es la intolerancia, pero al mismo tiempo gratificante, porque revela que la obra de William Tyndale no fue en vano.

God’s outlaw
Tony Tew, 1987, RU-EUA
Con: Roger Rees, Bernard Archard, Keith Barron, Pamela Salem
93 min.

Clasificación: "B" (contiene un par de escenas de violencia)
Mi voto: 7*

El proscrito de Dios - Trailer:


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