El crimen de traducir la Biblia
Este es un interesante
biopic sobre William Tyndale (1490-1536), clérigo inglés que tradujo la Biblia a su idioma, lo cual le costó muy caro.
La historia comienza en Inglaterra en 1519 con una escena muy
significativa: un sacerdote pide a una niña que comience a rezar el “Padre
Nuestro”, ella lo hace, pero no en latín, como habría de esperarse, sino en
inglés, ante lo cual el cura reacciona con espanto y condena a la muerte al
padre de la niña y obliga a la madre a regenerar en adelante a sus hijos.
Tres años más tarde encontramos a Tyndale como un predicador muy fogoso, imbuido en las ideas de la
reforma protestante. En una plaza pública predica de la siguiente manera:
«¿Qué podemos decir de
Inglaterra ahora? ¿Qué podemos decir de nuestros burdos monjes, de nuestro
avaros sacerdotes y nuestros pomposos prelados? Su evangelio no es el de Dios,
sino un comercio muy productivo».
Pero Tyndale no es
religioso místico, sino un gran intelectual, que hace traducciones de obras
clásicas griegas al latín. Su proyecto más ambicioso es traducir la Biblia al
inglés para que la gente del pueblo pueda leerla, o al menos entenderla, ya que
la mayoría era analfabeta.
En 1925, Tyndale lleva
a cabo la primera parte de su obra: da a la imprenta su traducción del Nuevo
Testamento, pero debe hacerlo en Colonia, Alemania, porque en Inglaterra tal
empresa era imposible.
El caso Tyndale pronto
llega a oídos del intolerante cardenal Wolsey, quien a su vez lo denuncia ante
el rey
Enrique VIII; luego, éste pide a Tomás Moro que refute la traducción del reformador inglés, considerado ya para estas
fechas como un “hereje protestante”.
Las autoridades
eclesiales pronto echan a andar un complot para atrapar a Tyndale, recurren a
sus juegos favoritos de espionaje, mentiras y traición. Tyndale cae en la
trampa y es arrestado.
El juicio que presenta
la película es sumamente interesante, aquí comparto un fragmento, el juez le
dice:
«Ha sido arrestado y
está aquí acusado de herejía, ya que: primero: usted mantiene que la fe por sí
sola justifica. Segundo: usted mantiene que creer en el perdón de los pecados y
abrazar la misericordia ofrecida en el evangelio es suficiente para la
salvación. Tercero: usted afirma que las tradiciones del hombre no atan el
alma. Cuarto: usted afirma que ni la virgen ni los santos oran por nosotros en
sus personas. Y quinto: usted afirma que ni la virgen ni los santos deben ser
invocados por nosotros».
El magistrado pregunta
a Tyndale cómo responde a estas acusaciones, y éste contesta:
«Respondo así con una
conciencia clara de Dios y el hombre, que jamás he mantenido, afirmado,
sostenido o asegurado nada contrario al simple significado de las Sagradas
Escrituras de Dios. Sobre esto, y sólo sobre esto, me apoyo».
Finalmente, el paladín
de la traducción inglesa de la Biblia, sella con su martirio su gran causa.
Una escena última y
sorprendente sirve como epílogo a esta película: el rey Enrique VIII sostiene
una versión de la Biblia basada en la traducción de Tyndale, los obispos dicen
no haber encontrado error alguno en ella. El rey exclama: «Entonces, si no
contiene herejías, en el nombre de Dios dejémosla circular entre el pueblo».
Escena absurda, como absurda es la intolerancia, pero al mismo tiempo
gratificante, porque revela que la obra de William Tyndale no fue en vano.
God’s outlaw
Tony Tew, 1987, RU-EUA
Con: Roger Rees, Bernard Archard, Keith Barron, Pamela
Salem
93 min.
Clasificación: "B" (contiene un par de escenas de violencia)
Mi voto: 7*
Clasificación: "B" (contiene un par de escenas de violencia)
Mi voto: 7*
El proscrito de Dios - Trailer: