Esta obra es maravillosa, verdaderamente extraordinaria, por
su director, por su historia, por sus elementos artísticos, por su reparto y
por su actriz principal, elementos todos que hacen de ella una película
perfecta, como ya lo sugiere su título.
Esta producción fue dirigida por Alejandro Galindo en 1950 en
la que parece ser su mejor obra. La historia es una adaptación de la novela de Benito Pérez Galdós, la cual en esta
versión está ambientada en el México decimonónico, específicamente en 1870 en
un pueblo imaginario llamado “Santa Fe”, nombre que no podía ser más sugestivo.
En este lugar vive Doña Perfecta, mujer de la alta sociedad, conservadora y,
sobre todo, ultracatólica, en apariencia “intachable”. En torno a ella se
agrupa la liga católica del pueblo. Doña Perfecta manda a llamar a su sobrino
de la capital con la intención de casarlo con su hija, pues le parece un buen
partido; pero cuando el joven llega, ella y sus allegados se dan cuenta de que
él tiene pensamientos liberales, así que se escandalizan y lo consideran ateo. Este
es sólo el nudo, hay que ver el desenlace, el cual es apoteósico y nos remite a
escenas gloriosas e inmortales del cine, al estilo de “Lo que el viento se
llevó”.
Un momento curioso y anecdótico de la
película es cuando se descubre que el joven liberal lleva consigo literatura
protestante, dato verdaderamente insólito en una película mexicana de mediados
del siglo XX, cuando el tema del protestantismo en México era un verdadero
tabú.
A todas estas virtudes hay que añadir que
“Dona Perfecta” es una obra que cuenta con elementos artísticos de gran calidad,
la ambientación, el vestuario, la fotografía son excelentes y los actores están
todos muy bien en sus papeles; pero lo que resalta en esta película es una
actuación perfecta de la maravillosa Dolores del Río en el papel protagónico, quien
destella no sólo por su belleza, sino sobre todo por su talento histriónico
para dar vida a una mujer que pasa de la simpatía a la antipatía, de la
amabilidad a la intolerancia y del amor al odio.
En fin, 10, 10, 10 para una película que,
ironías de la vida, me costó el equivalente a un dólar en una tienda de ofertas,
y la cual ahora está entre mis más preciadas joyas, como una obra invaluable, pues
me parece una digna muestra de lo que es una película perfecta.
DOÑA PERFECTA
Alejandro Galindo, 1950, México
Con: Dolores del Río, Julio Villarreal,
Carlos Navarro, Esther Fernández, José Elías Moreno
115 min. B&N