Intenso drama como un juego de
ajedrez
“Mandingo” es una película que deja con la boca abierta,
porque aborda de manera brutal un tema de por sí estremecedor: la crueldad del
esclavismo norteamericano. El drama se sitúa en 1840 en el sur de los Estados
Unidos: un campesino acaudalado posee un gran número de esclavos a quienes
trata como animales, entre ellos tiene una mujer “mandingo”, que es
supuestamente la raza más fina de negros africanos; la muchacha está en edad de
reproducirse, pero el amo no puede “cruzarla” con cualquier negro, sino
únicamente con uno de su raza; para lograr su propósito, el esclavista envía a
su hijo a un pueblo cercano encontrar al “macho mandingo”; el hijo obedece,
pero en su camino se atraviesa una hermosa negra que lo cautiva. Todo esto se
convierte en un intenso drama que se parece a un complejo juego de ajedrez, en
donde a veces las piezas blancas avanzan, hacen trampas y capturan piezas
negras, pero cuyos movimientos los van poniendo inevitablemente en una posición
cada vez más riesgosa, sin que ningún espectador de este maldito juego de
pecados (racismo, violencia, adulterio, crimen…), en el cual se apuesta la
vida, pueda saber quién ganará al final.
Mi evaluación para “Mandingo” es de 9, por lo que está dentro
de mi lista de dramas favoritos; pero investigando sobre ella, quedé
sorprendido al saber que les pasó de largo a los críticos de la Academia de los
Óscar, pues no recibió ya no digamos premio alguno, sino ni siquiera una
nominación. Pero bueno, así suelen ser las cosas en el mundo del arte, en donde
nos movemos en el área de la subjetividad, aunque cuando se abordan temas como
el de esta película: la esclavitud, uno no puede menos que pensar que también
influye la idiosincracia de la sociedad norteamericana, la cual parece no
haberse desprendido aún del todo de una mentalidad soberbia y racista.
Mandingo
Richard
Fleischer, 1975, EUA
Con: James
Mason, Perry King, Susan George
131
min.
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