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domingo, 6 de mayo de 2012

La misión

¡Hasta me dieron ganas de dejarme la barba y ser misionero!

Vi por primera vez esta película hace muchos años, cuando yo era muy joven, y me gustó mucho, tanto que me dieron ganas de hacer dos cosas: dejarme la barba y ser misionero. Lo primero lo he hecho, lo segundo… a medias.

“La misión” fue dirigida en 1986 por Roland Joffé, y cuenta con las excelentes actuaciones de Jeremy Irons y Robert de Niro, quienes lucen muy bien con sus espesas barbas y sus oscuras sotanas. Inspirada en hechos reales, la historia se sitúa en 1758 en las selvas de Brasil, Argentina y Paraguay. Nos cuenta sobre las primeras misiones jesuitas entre los indígenas guaranís. Por un lado los conquistadores españoles y portugueses penetraban en la selva para capturar a los nativos y convertirlos en esclavos; pero por otro, los misioneros católicos hacían su labor de llevarles el evangelio. Como era de esperarse, ambos grupos europeos chocaron entre sí, los conquistadores veían a los frailes como un estorbo para su afán de conquista; y los religiosos veían a los conquistadores como unos diablos que se oponían a la obra de Dios.


Una historia medular dentro de esta coyuntura que retrata la película, es la conversión de un español, traficante de esclavos; éste comete fratricidio y busca su liberación por medio de una penitencia que le impone uno de los misioneros: llevar en la espalda un fardo con su pesada armadura, y en esa condición seguirlos hasta la recóndita misión guaraní. El español camina con gran dificultad por ríos, cataratas y montañas escarpadas. Llega un momento en que el fraile le indica que ya puede soltar su fardo, pero el penitente se niega, siente que aún no ha expiado su culpa, que aún le falta padecer más, así que continúa su vía crucis. Al fin llegan a la misión guaraní, el español ya no puede con su carga, pero se aferra a ella; el jesuita, conmovido, toma un cuchillo y corta los lazos que ataban al español a su vieja armadura, y una vez sin aquel peso, el hombre que una vez fuera un esclavista, rompe en llanto porque al fin ha encontrado el perdón.


Para mí, esta sola escena hace que esta película valga oro, porque es una hermosa parábola del perdón. Muchas personas también se sienten condenadas por sus pecados pasados, sienten que no tienen perdón de Dios y cargan con el peso de su culpa por mucho años, cuando en realidad son ellas quienes no se perdonan a sí mismas; pero llega el momento en que alguien les da la palabra de absolución, les recuerda que en Dios hay perdón, misericordia y compasión; sólo en ese momento, cuando la persona pecadora cree en la gracia divina, es cuando halla la liberación.

El final de esta película es muy dramático, cuando españoles y portugueses se disputan el terrirorio de los indígenas, quedando éstos en medio, con sus pobres frailes que poco pueden hacer por defenderlos de los conquistadores. Tal amenaza, sin embargo, será una prueba más para aquel español arrepentido, el cual ahora es miembro de la misión y amigo de los indígenas, quien hará todo lo posible por evitar que éstos vuelvan a ser carne de cañón.


Una película altamente recomendable, porque además de su gran historia y sus buenas actuaciones, está adornada con una finísima pista musical de Ennio Morricone y una fotografía espectacular que nos regala bellas imágenes de las impresionantes cascadas de Iguazú.

The Mission
Roland Joffé, 1986, RU
Con: Jeremy Irons, Robert de Niro, Liam Neeson, Aidan Quinn
125 min.

La misión Trailer



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