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martes, 24 de julio de 2012

Testigo en peligro


LAS AVENTURAS DE JUAN LIBRO Y LOS HIJOS DE JACOB AMMANN

“Witness”: testigo en peligro, único testigo, testigo de Jacob Ammann, testigo de Menno Simons, testigo de Jehová, es el testimonio que nos cuenta Peter Weir en este trepidante-protestante thriller con un imberbe y acertadísimo Harrison Ford en uno de sus primeros papeles como el eterno inocente perseguido.

Cine y religión. ¡Qué gran combinación! Y ahora Witness es el pretexto para retratar una comunidad poco conocida: los Amish, secta protestante fundada en 1693 por Jacob Ammann, de donde toma su nombre, la cual es una rama de los menonitas del siglo XVI, surgidos de las enseñanzas de Menno Simons. Los Amish emigraron a Norteamérica hace 300 años y se encuentran confinados en Pennsylvania en donde forman un reducto de unos 2000 individuos. Ellos viven apartados de la civilización y la tecnología, a las que consideran malas, y dividen a los seres humanos en “amish” (los fieles y buenos) y “english” (los infieles y malos).


Witness toma como punto de partida el primer viaje que un niño amish, acompañado de su madre, hace a la ciudad. Y tal parece que sólo va a la “civilización” a confirmar lo que su doctrina religiosa le enseña sobre los “english”, que son malos, pues le toca ser testigo de un homicidio brutal. Situación que provoca una persecución del gato y el ratón en la que se ven involucrados el niño testigo único-índigo-unívoco, su madre piadosa-hermosa-amish-tosa, y el agente John Book-Juan Libro-Harrison Ford. Fuga en la que Juan Libro verá no sólo amenazado su pellejo, por parte de sus perseguidores-esbirros-incansables, sino, lo que es más grave, acorralado su corazón por una pacífica “hermana evangélica”, de hermosos ojos taciturnos, quien por su parte descubre que los “english” puede que sean malos, pero no son tan feos… (El flirteo de esta simbiótica pareja es uno de los más emotivos y hermosos del cine.)


Witness tiene también cara de pseudo-documental político-antropológico-teológico, porque hace una valiente denuncia de la corrupción en la institución policíaca, divulga la singularidad de una comunidad religiosa en peligro de extinción, y nos predica la utopía de que el paraíso bien puede tener una embajada a la vuelta de la esquina, en la casa de esos vecinos raros, que pueden llamarse: “amish”, “testigos de Jehová”, “mormones” o simplemente “cristianos”.


Witness
Peter Weir, 1985, EUA
Con: Harrison Ford, Kelly McGillis, Danny Glover, Viggo Mortensen
112 min.


(Witness - Trailer español:)


viernes, 13 de julio de 2012

Agnosia


“SANTA AGNOSIA”

Agnosia-amnesia-inopia-miopía es la historia que nos presenta Eugenio Mira, quien bien mira, observa, devela, atina; cine de época que en otra época no hubiera existido por su peccata minuta de anacronismo, que el buen espectador perdona por recibir a cambio un suspense inteligente con una hermosa parábola del cine y su magia.

La historia se desarrolla en una Barcelona decimonónica y “victoriana”, en donde una hermosa fémina, quien debería llamarse “Agnosia”, pierde la cabeza, la visión, los amigos y hasta el pundonor; todo por culpa de un beligerante invento producto de la mente trasnochada-trastornada de su progenitor.


Un accidente-incidente marca de por vida la frente y la mente de “Joana Agnosia”, convirtiéndola en un cíclope miope, incapaz de distinguir entre gimnasia y magnesia, agnosia y amnesia, y los mostachos de Gómez y Noriega. Criatura inerme e inerte, quien, sin saberlo, guarda el secreto del invento perdido de su difunto padre, por el cual deviene en presa de cazadores insaciables e inmorales que la persiguen: un par de vejestorios traicioneros y rapaces, quienes buscan apoderarse del invento; un “señorito” maculado y pellejero, comprometido a casarse con ella; y un fámulo infame que quiere aprovechar un siniestro plan para violar la asepsia de “Agnosia” y hacerla suya.


Y todo este dramón alcanza su clímax en los tres días que “Agnosia-Joana” pasa en la oscuridad; según el Dr. “Meissner-Mengele”, para su recuperación; según el narrador fílmico, para robarle el secreto a la víctima; según mi propia agnosia, para resaltar la magia del cine. Joana es introducida en un cuarto oscuro y solitario para privarla de toda sensación del exterior y supuestamente lograr así su recuperación. Pero ella ha sido llevada ahí para ser engañada, pues no está sola, sino que es observada en lo oculto, y los autores de ese experimento quieren aprovechar su padecimiento para que confunda a los personajes que se le presenten y así obtener su secreto.


¿Acaso no se parece este experimento a una proyección en una sala de cine? ¿No buscan todos sus componentes colocar al individuo en la oscuridad y el aislamiento mental, y producir en él un efecto de agnosia por el cual no sólo confunda personajes y tramas, sino sobre todo la ficción con la realidad? ¿No es un engaño voluntario al cual se presta el espectador para creer que lo que desfila ante sus ojos es real? ¿No es también observado por esos ojos ocultos de otros espectadores de la sala, quienes evalúan sus reacciones ante la proyección? Y sobre todo, ¿no es cierto que una película le roba un secreto a cada persona del público? Sabemos que esto es así cuando al terminar la obra las personas opinan sobre lo que han visto, sin darse cuenta que revelan algo de ellas mismas más que de la película.


Así, creo que esta obra trata no sobre una enfermedad, sino sobre la magia del cine, y sugiere a los cineastas que para obtener mejores resultados, en adelante harán bien en encomendarse a “Santa Agnosia”.



AGNOSIA
Eugenio Mira, 2010, España
Con: Eduardo Noriega, Félix Gómez, Bárbara Goenaga
105 min.

(Agnosia Trailer HD:)


miércoles, 4 de julio de 2012

Imaginando Argentina


USANDO EL PODER DEL AMOR Y LA IMAGINACIÓN

Obra fantástica que se entreteje en la urdimbre de la dictadura argentina y que sublima las fuerzas que emanan de una mente y un corazón sensibles como son la imaginación y el amor.

Esta “Imaginación” del director Christopher Hampton en realidad proviene de Lawrence Thornton, plasmada en su novela “Imagining Argentina”. La historia se desarrolla en 1976, cuando los esbirros del gobierno secuestraban a protestatarios y personas sospechosas de disidencia política, quienes desaparecían sin dejar rastro más que en los seños fruncidos y perversos de los militares en turno. El argumento, con un buen ritmo de suspenso, gira en torno al maestro de teatro Carlos Rueda, su esposa Cecilia y su hija Teresa. Cierto día aciago, Cecilia es raptada por los susodichos pistoleros, Carlos comienza a buscarla y al entrar en contacto con otras personas, cuyos familiares también han desaparecidos, se desata en él un don hasta entonces escondido. Carlos usará esta capacidad para ayudar a esas infelices personas, aunque él mismo se siente impotente al no poderlo aplicar para encontrar a su propia esposa.


“Imaginando Argentina” es una hermosa parábola de cómo los desposeídos se enfrentan a una tiranía, pero amparados únicamente por la fuerza de su espíritu. Batalla atroz en la cual los asesinos a sueldo y con credenciales del gobierno actúan como seres sub-humanos, como íncubos procedentes de los más oscuros antros del averno, que violan, torturan y asesinan, y a los cuales sólo los “santos populares”, investidos con el poder de la fe, el amor y la imaginación pueden enfrentar. Pues es precisamente cuando los hombres se hacen solidarios en el sufrimiento, cuando sus fuerzas se potencian y son capaces de desafiar los sistemas más inicuos y despertar los espíritus de los oprimidos brindándoles esperanza y poder para superar su inmenso dolor.


Por el lado artístico, “Imaginando Argentina” nos regala buenas actuaciones de parte de Antonio Banderas, Emma Thompson y Rubén Blades; y, siguiendo las huellas trazadas por esa otra onírica película “La casa de los espíritus”, se proyecta como un buen ejemplo de lo que es usar creativamente la imaginación.


IMAGINING ARGENTINA
Christopher Hampton, 2003, RU
Con: Antonio Banderas, Emma Thompson, Rubén Blades, Leticia Dolera, Kuno Becker
108 min.


(Imaginando Argentina - Trailer HD:)